Sin duda, uno de los problemas más comunes que pueden surgir en nuestros pies son los molestos y dolorosos callos y ampollas. Además de que no lucen nada agradables a la vista de los demás, estas afecciones pueden llegar a ser tan graves que nos pueden llevar a una incómoda y costosa intervención quirúrgica. Para […]
Sin duda, uno de los problemas más comunes que pueden surgir en nuestros pies son los molestos y dolorosos callos y ampollas. Además de que no lucen nada agradables a la vista de los demás, estas afecciones pueden llegar a ser tan graves que nos pueden llevar a una incómoda y costosa intervención quirúrgica.
Para evitar lo anterior, te dejamos algunas recomendaciones que cientos de dermatólogos a nivel mundial sugieren para evitar llegar a dichos extremos.
Muchas veces, nuestro deseo por traer esos zapatos o tennis deslumbrantes que acabamos de ver, nos lleva a comprarlos, aunque nos queden muy ajustados o muy grandes.
Este es un grave error, ya que en este caso, la piel transpira más generando así un mayor roce entre el calzado y nuestros pies. La próxima vez, piensa en tu comodidad y no en un simple lujo.

El avance de la tecnología ha permitido que se creen calcetines con telas cómodas y que además ayudan a repeler la humedad. Si notas que tienen costuras, no los uses.

Los callos o ampollas también son la señal que nuestro cuerpo manda para indicarnos que se está ejerciendo una presión excesiva o inadecuada en la zona donde surgen. Es importante que al hacer una actividad física, conozcas qué ejercicios son los ideales para tu estado y condición física.

Varias de las afecciones en los pies, surgen por la presencia de ciertas bacterias y hongos. Estos organismos se desarrollan en ambientes húmedos y obscuros, y al usar zapatos durante gran parte del día, nuestros pies terminan por ser un hogar perfecto para ellos, Por esta razón, es indispensable limpiar adecuadamente nuestros pies.

¿Qué debemos hacer en cuanto un callo o ampolla aparezcan?
Utilizar una crema antimicótica, polvos o aerosoles que se venden en cualquier farmacia es la alternativa idónea. En el caso se las ampollas, se debe utilizar una aguja esterilizada para extraer el líquido que se acumula en ellas. En caso de que lo anterior no sea suficiente, desafortunadamente, tendrás que recurrir a visitar a un médico experto.