Siempre que pides algo al Universo te lo da, lo único que puede interponerse entre eso que tanto deseas y tú, eres tú mismo, por ello es tan importante que tengas claro que obtendrás lo que quieres cuando te conviertas en el tipo de persona capaz de manejarlo. Todos tenemos un conjunto de talentos únicos, […]
Siempre que pides algo al Universo te lo da, lo único que puede interponerse entre eso que tanto deseas y tú, eres tú mismo, por ello es tan importante que tengas claro que obtendrás lo que quieres cuando te conviertas en el tipo de persona capaz de manejarlo.
Todos tenemos un conjunto de talentos únicos, todos tenemos la posibilidad de lograr cualquier meta que deseemos, siempre y cuando seamos constantes y pacientes. Cuando cometemos un error nos sentimos culpables, poco suficientes y perdemos confianza en nosotros mismos, pero como seres humanos es normal equivocarse y son esos errores los que forman parte también de nuestro éxito.
Para ejemplificar esto que estamos contándote te voy a platicar la historia real sobre un hombre muy importante:
Fracasó en los negocios a los 31 años
Fue derrotado a los 32 como candidato al legislativo
Volvió a fracasar en los negocios a los 34
Sufrió la muerte de su amada a los 35
Padeció un colapso nervioso a los 36 años
Perdió las elecciones a los 38
No consiguió ser elegido como congresista a los 43
No consiguió ser elegido como congresista a los 46
No consiguió ser elegido como congresista a los 48
No logró ser elegido senador a los 55 años
A los 56 fracasó en su intento de ser vicepresidente
De nuevo fue derrotado y no salió senador a los 58
Finalmente a los 60 fue elegido presidente de los Estados Unidos
¿Sabes de quién te estoy hablando? Su nombre es Abraham Lincoln, ¿crees que habría llegado a ser presidente si hubiera considerado como fracasos todas sus derrotas electorales?

Recuerda siempre que no existen los fracasos, solo son lecciones, resultados diferentes. No importa que no tengas éxito la primera vez, se perseverante, disciplinado y paciente y lograras ver lo que siempre has creído.
Fuente: La voz de tu alma de Lain García